Contamino realidad con fantasía
y al final ninguna me acontenta
En el umbral,
oscilando,
sin decidir el camino.
A veces me quedo quieta
y desde una orilla miro la otra orilla.
Quiero quedarme sólo en una,
estar, permanecer.
Sólo una orilla...
Quiero llegar...
Un definitivo paso a la locura
o la elección de la orilla llamada “verdadera”.
Tengo este deseo,
poder nombrar,
nombrarme.
A veces me quedo quieta
miro la otra orilla sentada en la orilla del momento.
Cansada,
lejana de mí y de los otros.
Parece mejor y menos complicada,
siempre,
la otra orilla.
Ficción,
sucede que jamás estoy total y verdaderamente
en tierra firme.
Jamás.
Finjo
o sólo miento bien.
En el fondo estoy siempre en aquél confín donde quién sabe como llegué,
un lugar no lugar que duele y me atormenta.
Cierto,
el umbral es cómodo a menudo,
este limbo no requiere de elecciones.
Es un lago calmo
que a veces sueña el mar
y previsiblemente,
a menudo quisiera ser un río.
Sin embargo se queda sólo agua
y sólo calma.
Inmóvil.
Apagada.
Inútil.
He organizado mi umbral.
Lo he hecho confortable,
casi acogedor.
Lo he decorado con trozos de realidad y pedazos de algo que parece fantasía.
Lo he hecho confortable.
Me engaño y lo sé.
Ésta no es la vida.
Este juego ya lo conozco... :)
RispondiEliminayo también :) estoy tratando de hacer las paces con mi lengua... y no es fácil...
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