No sé si la de ustedes,

pero mi vida está hecha de momentos,

palabras de otros,pensamientos inconexos,

imágenes no claras, errores de ortografía,

acentos olvidados, recuerdos mezclados,

sueños a medio soñar...

En fin,pedazos de pedacitos...





04/08/09

4 - Son días así,vividos in poco entre nubes pero no volando

Son días así,

vividos un poco entre nubes pero no volando.

O a lo mejor ni siquiera son nubes

sino un aire denso que no logro respirar.

La muchedumbre no me toca.

El rumor de la gente está lejos.

No escucho los gritos y un poco he cerrado mi anima a los susurros.

Vago así,

sorda e indiferente.

Tiene los pasos pesados, el cansancio.

Deja huellas en la cara.

Las ganas se esconden, aletargadas.

La mirada se apaga y un poco se vacía.

Los pequeños gestos requieren el esfuerzo de un gigante.

Volvió él, que nunca se va.

Condenado cansancio!

Vuelve, feroz, sofocante, con sus esbirros de siempre que a veces cambian de nombre y desarrollan un argumento bien diverso.

En estos días por ejemplo, son una tristeza leve y una melancolía lenta los que están al lado del cansancio.

Quizás haya también un poco de aburrimiento.

Ese aburrimiento viscoso y estrecho que te bloquea la voz y ralenta el latido del corazón y parece que lo para y lo destruye.

Tiene los pasos pesados, el cansancio.

Es sólo un cansancio profundo.

Un maldito y homicida cansancio invernal.

Seguramente pasa, como todo.

Como siempre...

Es verdad, el cansancio a veces deja cicatrices que no se borran nunca más.

Arrepentimientos y derroches y la incapacidad de perdonarse el tiempo perdido.

Pero seguramente pasa, como todo...

Seguramente pasa, como siempre...

Es sólo un maldito cansancio invernal.

La primavera no está tan lejos, después de todo.


La musica que me gustó es ésta...

28/07/09

3 - contamino realidad con fantasía


Contamino realidad con fantasía

y al final ninguna me acontenta

En el umbral,

oscilando,

sin decidir el camino.

A veces me quedo quieta

y desde una orilla miro la otra orilla.

Quiero quedarme sólo en una,

estar, permanecer.

Sólo una orilla...

Quiero llegar...

Un definitivo paso a la locura

o la elección de la orilla llamada “verdadera”.

Tengo este deseo,

poder nombrar,

nombrarme.

A veces me quedo quieta

miro la otra orilla sentada en la orilla del momento.

Cansada,

lejana de mí y de los otros.

Parece mejor y menos complicada,

siempre,

la otra orilla.

Ficción,

sucede que jamás estoy total y verdaderamente

en tierra firme.

Jamás.

Finjo

o sólo miento bien.

En el fondo estoy siempre en aquél confín donde quién sabe como llegué,

un lugar no lugar que duele y me atormenta.

Cierto,

el umbral es cómodo a menudo,

este limbo no requiere de elecciones.

Es un lago calmo

que a veces sueña el mar

y previsiblemente,

a menudo quisiera ser un río.

Sin embargo se queda sólo agua

y sólo calma.

Inmóvil.

Apagada.

Inútil.

He organizado mi umbral.

Lo he hecho confortable,

casi acogedor.

Lo he decorado con trozos de realidad y pedazos de algo que parece fantasía.

Lo he hecho confortable.

Me engaño y lo sé.

Ésta no es la vida.

La música

26/07/09

2 - La melancolía es una mariposa confusa


La melancolía es una mariposa confusa.
Tiene la levedad de una libélula y una vida larga como no tendrá jamás un lepidóptero.
Vive por años bajo la piel de la gente melancólica, la melancolía.
Un harapo ridículo que no sabe de dónde fue arrancado.
Miguita absurda, la melancolía. Miguita sin origen...
La melancolía es ligera, siempre.
Parece casi despreocupada, tiene los ojos lejanos, como si no estuviera acá.
Porque realmente la melancolía no está jamás acá.
Se nutre de pasado pero no solo.
Se alimenta también de presente, de aquel presente que sabemos pasará, es más, ya pasó.
Porque el presente es absurdamente breve como una mariposa y vive poco, como un lepidóptero inconciente.
Es un dolor ligero, la melancolía.
No sabe hacer mal de manera decidida, no es aguerrida.
A veces,sin embargo, es un poco testaruda.
No pica, no muerde.
Un poco mordisquea, pero en modo elegante y quizás duele un poco, pero gentilmente.
Está por todos lados, balanceándose, ondulante.
Nos rodea como un perfume familiar, casi elegido por nosotros y al cual nos habituamos fácilmente.
Es un animal calmo, la melancolía.
Un ser tranquilo todo hecho de aire.
Sereno y poco variable.
Llora en modo sutil.
Primero, los ojos se inundan un poco y después, afelpadas, caen las lagrimas.
Se deslizan por las mejillas en un modo muy digno.
En silencio, para no hacerse escuchar.
A veces un lago, a veces un río, a veces un mar.
Pero siempre plácidas, las lagrimas de la melancolía.
No se asemejan a las lágrimas de otras emociones, son lagrimas bien educadas.
Lagrimas civiles, aunque si de vez en cuando no pueden evitar alguna incorrección y aparecen de improviso pero siempre en modo calmo.
Como si fuesen fruto de una larga reflexión que sin embargo no es reflexión, sino una ausencia larga.
Tratan de no transformarse en lágrimas, las lágrimas de la melancolía, pero fracasan.
Y caen
Pero lo hacen lentamente.
A veces, por suerte, ninguno se da cuenta que la melancolía está llorando su lluvia sutil en las mejillas.
Y después está el color, también él es haragán y mesurado.
La melancolía a menudo tiene el color de la tristeza, frecuentemente el color de la soledad.
A veces sin embargo, no tiene ningún color y parece incluso haber desaparecido.
Sucede que la melancolía a veces se va de vacaciones.
Esa lejanía puede durar años y años y años todavía, pero siempre vuelve a casa si es que encontró el lugar justo para hacer su trabajo, la melancolía.

La música

24/07/09

1 - Hoy no escribo

Hoy no escribo.

Hoy quisiera solo hablar con vos.

Como antes, como nunca.

Pero no se puede.

Entonces cambio de deseo.

Quisiera que fuese otoño.

Quisiera que el sol fuese miel haragana y un poco lenta.

Que el sol me desparramase sobre la piel ese elixir suyo, lento y haragán, hoy.

Esto quisiera.

Es solo un deseo.

Uno simple.

Quisiera pisar con cautela el suelo tapizado de hojas, esas hojas un poco locas o deprimidas que se suicidan en otoño.

Sentir el ruido rubio bajo los pies quisiera.

Un deseo simple... vagabundear sobre hojas de otoño, hojas crocantes.

Si, hoy quisiera desmoldar hojas como pan, tostadas y crujientes.

Es simple, quisiera un hoy todo amarillo, todo rubiecito y todo para mi, sin ninguna compañía.

Solo yo en este hoy caserito que huele a pan de color ámbar.

Es solo un deseo, uno simple.

Hoy no escribo.

Hoy me voy a la cama pronto.

Hoy me empeño en soñar que es otoño y que el sol se me desparrama sobre la piel como una miel lenta y haragana.

Hoy me empeño en soñar un otoño donde prefiero el sol y elijo el pan y la tinta no me embruja más, al menos en este otoño dorado que me estoy inventando y que voy a tratar de soñar, hoy.


La mú
sica (no otoñal, pero bastante soñada podría ser ésta)